miércoles, 19 de diciembre de 2012

LA HUELLA DE CARBONO EN EL SECTOR AGROALIMENTARIO   


        Cada día existen más consumidores preocupados  por la emisión de gases efecto invernadero entre ellos el CO2 que dan lugar al recalentamiento global del planeta de son los responsable del actual cambio climático. En  todas las etapas de producción elaboración, transformación  y distribución de los alimentos que consumimos se libera CO2, y se están desarrollando métodos para su determinación. Las empresas agroalimentarias para satisfacer las demandas de los consumidores, buscan reducir las emisiones de gases efecto invernadero en la elaboración de sus productos, servicios o de la propia organización. Para ello, deciden cumplir los requisitos marcados por las normas GHG PRTOCOL, PAS 2050 y PAS 2060, para conocer los niveles de CO2 que emite la empresa agroalimentaria y el impacto ambiental que produce, que deben cumplir para  obtener la certificación certificación en  Huella de Carbono.

           La Asociación de Empresarios Productores Ecológicos de Andalucía (EPEA) ha puesto en marcha un proyecto, basado en  PAS 2050, una norma para la medición de la huella de carbono creada por el British Standard Institute (BSI), el departamento de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural del Reino Unido y la fundación Carbon Trust.
El proyecto está impulsado por EPEA, en colaboración con la asesoría técnica de AFHA Consultores y Det Norske Veritas (DNV), que han desarrollado la  metodología de cálculo y de la verificación de los resultados, y cuenta con el apoyo de  la Junta de Andalucía. 
Este proyecto es único en España, y tiene por objeto  medir y verificar la llamada huella de carbono de los productos agroalimentarios. La herramienta se ha implementado ya en tres productos pilotos elegidos: el aceite de oliva virgen extra, el vino Pedro Ximénez y los tomates cherry Así los productores  y consumidores podrán saber cuál es la contribución de un determinado producto a la reducción de los efectos del cambio climático. 

           El proyecto consiste en calcular el balance de Gases Efecto Invernadero (GEI), posteriormente los GEI se traducen en un cantidad equivalente de CO2 (huella de carbono), siguiendo los criterios internacionales establecidos. Una vez validada dicha huella de carbono por una entidad acreditada e independiente, la empresa informará de su huella de carbono en el envase del producto, mediante un logo fácilmente reconocible, y asume un compromiso de reducción.  La huella de carbono que el consumidor podrá conocer a partir de ahora, hace referencia sólo al producto en concreto, no al conjunto del sector, y variará en función del tipo de embalaje, cantidad de producto, etc. Para orientar al consumidor, la huella de carbono del producto se insertará en una escala de emisiones consideradas bajas y altas para ese producto, por lo que el comprador podrá elegir los productos con menor impacto en el cambio climático. 

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